lunes, 28 de marzo de 2011




























- Te invito a desayunar y a esquiar y a venirte a París conmigo.
- Estás loco.
- ¿Por qué?
- Apenas me conoces.
- Qué más da. Me fío de ti.
- Hace falta mucho más que eso.
- ¿Hace falta que me gustes?
- Por ejemplo. Y que me escribas cuentos y me cantes canciones al oído.
- Lo haré.
- Y que me digas que la Torre Eiffel no tiene ningún sentido sin mí arriba.
- No lo tiene.
- Y que me abrigues cuando haga frío y tengas preparado un café con leche y con espuma.
- No lo dudes.
- Y que me des la mano con fuerza y me abraces rojo sangre rompe huesos.
- Haré todo lo que quieras.
- ¿Y me querrás?
- Te querré. Te querré tanto que no vas a poder creerte que se pueda ser tan feliz.
- ¿Y se podrá?
- Ponme a prueba.

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